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La placenta, el árbol de la vida

La placenta es un órgano imprescindible en el embarazo, que empieza a formarse desde que el óvulo fecundado se implanta en el útero. Se adhiere a las paredes del útero y se conecta con los vasos sanguíneos de la madre para poder alimentar al bebé y respirar por él hasta que nazca. De la placenta sale una membrana que recubre al bebé y lo protege, también gracias al líquido que contiene dentro, el líquido amniótico. Además, de la placenta sale el cordón umbilical, que contiene arterias y una vena, recubiertas de gelatina de Wharton y que va hacia el bebé.


Una vez que el bebé ha nacido, tenemos que esperar que salga la placenta. Tenemos dos formas de manejar la salida de la placenta o alumbramiento.


  • Alumbramiento espontáneo o fisiológico. En este tipo de alumbramiento, no hacemos nada. Se considera prolongado a partir de los 60 minutos.

  • Alumbramiento dirigido. Es el recomendado para evitar las hemorragias posparto. Se realizar con 10 UI de oxitocina intravenosa o intramuscular. Consideramos que se prolonga a partir de los 30 minutos.

Actualmente se recomienda realizar de forma rutinaria el alumbramiento dirigido, ya que disminuye considerablemente el riesgo de hemorragias en la madre. Por eso es probable que una vez nazca tu bebé, el personal que esté en el parto te pinche en el muslo o culete oxitocina, o que te lo ponga en intravenoso. Es el alumbramiento dirigido para evitar un mayor sangrado. También apretamos la barriga (aunque resulta molesto a las mamás) para ayudar al útero a contraerse bien.


Si tienes la oportunidad en paritorio, observa la placenta con detenimiento… observa la parte que se “engancha” al útero, y la parte que conecta al bebé, cómo está formado el cordón, con sus dos arterias y su vena… ¡Es maravillosa! ¡Es el árbol de la vida!

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